lunes, 12 de agosto de 2013

DESCUBRIENDO EL PARAÍSO





En esta entrada interrumpiremos nuestro recorrido por Andalucía y viajaremos justamente al extremo opuesto, al norte de nuestro país.Una pequeña región donde su paisaje,aroma,gentes y tradiciones nos hacen creer posibles muchas de sus leyendas.
Es la pequeña Suiza,hablamos de Asturias,el pequeño principado que un día fue un gran reino.



La tierra donde el carbayo(roble),la faya(haya) y el texo(tejo),nos evocan deidades ancestrales con un culto ya olvidado, que compiten por dominar el territorio que gobiernan.
Valles,ríos,altas montañas y afilados acantilados,coloridos bosques y violentos mares que de repente, se muestran apacibles.
La vida fluye y lucha por perpetuarse en ellos, demostrando una vez más la fuerza y el carácter rebelde de esta indómita región que sabe sobrevivir y crecer en las situaciones más extremas y nos enseña,que hasta el ser más pequeño puede sobreponerse a su inminente desaparición.

Trazas y huellas de los grandes saurios nos sorprenden al visitar su cambiante costa.
Cuevas donde el hombre renace al encontrar sus orígenes y que esconden extrañas y únicas formas de vida y dan forma a la parte más oriental de la región.
Poco se sabe de los pueblos autóctonos cuya paz fue interrumpida por los romanos, pero bien es cierto,que sus construcciones,símbolos y tradiciones resistieron a la romanización y aún hoy podemos seguir las huellas de este desconcertante pueblo venido del atlántico.
Casas circulares cubiertas de vegetal,los totémicos tejos y sus atribuciones druídicas,danzas al anochecer,trisqueles,triquetas en construcciones actuales pasadas,símbolos astures que reflejan la profunda adoración de este pueblo por la madre naturaleza.



Tierra de contrastes donde el cristianismo se mantuvo y creo un estilo artístico propio:El Arte Asturiano.
Personajes de leyenda que fundaron dinastías,otros a cuyo reinado puso fin un oso,y castos monarcas que inauguran la gran peregrinación de Santiago.
Pequeños templos que van perfeccionando y nos hablan de la historia de la monarquía asturiana y pequeño reino,que sólo se vio frenado por el cambio de capitalidad del mismo,de la melancólica Vetusta que describía Leopoldo Alas Clarín, a la fiera y regia ciudad de  León.



La mina y el mar y la agricultura la pintan de negro,azul y verde.El río Nalón, que antes destilaba negras aguas por la actividad minera,es hogar de descomunales salmones.Mineros sacrificados y reivindacativos que son la seña de identidad de esta tierra.
Los bravos marineros se lanzan a una mar engañosamente bucólica que muestra su cara más letal en las temidas galernas,que tantas embarcaciones han devorado.
Las brañas(zonas de pastos) alimentan la casi extinta forma de vida de los vaqueiros de alzada.Un pueblo nómada con tradiciones y rasgos llenos de incógnitas que provocaban el rechazo de la población sedentaria.

Oviedo,la vetusta llama al peregrino y al viajero ansioso que se deslumbra al contemplar su rico casco tras la intensa niebla,y al que,las ancianas iglesias prerrománicas del monte Naranco,vigilan con ojos de pacientes maestros los progresos de la urbe.
Gijón,mayor ciudad del Principado,acariciada por el Cantábrico,es la Asturias más salada,por sus gentes,su ritmo vital y calidez,cuyo máximo esplendor se muestra en la redondeada península de Cimadevilla.
Despreciar la villa de Avilés por su gris caparazón industrial es un gran error,ya que quien penetra en su corazón conoce la belleza,monumentalidad,tipismo de una ciudad con rincones irrepetibles y que enamoran al visitante.














Un mundo de sabores de tierra y mar regados por la esencia destilada de la manzana son una ambrosía en nuestros paladares.La fantasía se adueña de nuestro ser buscando seres mitológicos por toda su geografía,tal es su hechizo.
En el paraíso natural la manzana es símbolo de unión y celebración, pero todo el que lo abandona siente la desolación de los primeros hombres.


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